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El Comportamiento Social de los Orangutanes

Orangutan and offspring
Traducción y Resumen: Astrid Strasser

Los orangutanes son una especie semi-solitaria pero, en cierto grado, social. La participación social de los machos adultos se limita a encuentros sexuales con hembras adultas y adolescentes. Las hembras suelen asociarse con sus crías, con otras hembras adultas, con adolescentes que pueden no ser parientes y evitan a los machos maduros. El vinculo madre-hijo perdura durante años, mientras que la relación con adultos mayores es relativamente corta.


Machos sub-adultos usualmente se asocian con hembras pero no son generalmente agresivos con otros machos. Las hembras adolescentes viajan juntas, especialmente cuando la diferencia de edades es mínima. Este sistema semi-solitario puede haberse desarrollado como resultado de una dieta de frutas maduras, alimento disperso y falta de grandes predadores arbóreos (los tigres en Sumatra son terrestres).


La potente llamada del orangután macho juega un importante rol en repeler machos rivales y alertar a hembras sexualmente receptivas. Encuentros entre machos adultos resultan en agresividad o huida. Las luchas suelen ocurrir en presencia de una hembra receptiva. Estas peleas pueden durar minutos-especialmente si los machos han luchado anteriormente-o más de una hora. Los machos pueden terminar gravemente heridos, con pérdida de dedos y ojos, cortes en cabeza o mejillas, etc.  


Los infantes orangutanes se quedan con sus madres por mucho tiempo. Por los primeros dos años de la vida de un joven orangután, son completamente dependientes de su madre por comida y transporte. Un bebe orangután se agarra a su madre mientras ella se mueve por los arboles, y bebe su leche.


Las crías de orangután son llevadas de esta forma hasta los cinco años y maman hasta los ocho. Incluso cuando ya son demasiado grandes para ser transportados y alimentados por su madre, permanecen cerca de ella- viajando juntos, alimentándose y descansando en los mismos arboles- hasta que cumplen los 10 años. Una vez que se independizan, estarán solos o en la compañía de otros orangutanes inmaduros. En el caso de las hembras, frecuentemente regresan a sus madres para “visitarlas” hasta los 15-16 años.  

A nursing infant orangutan on mother's nipple

Esta prolongada asociación entre madre y cría es rara en mamíferos. Probablemente solo los humanos tienen una relación más intensiva con sus madres.  Los primatólogos creen que los orangutanes tienen una “infancia” tan prolongada porque tienen mucho que aprende antes de poder vivir solos de manera exitosa.


Los jóvenes orangutanes aprenden casi todo de sus madres, incluyendo: donde encontrar comida, que comer y como comerlo (a veces esto involucra usar herramientas especiales) y como construir nidos apropiados para dormir. Las madres probablemente también protegen a los jóvenes de depredadores como leopardos nublados- y pitones en Borneo, y tigres en Sumatra. Mientras que las hembras permanecen cerca del territorio de sus madres durante toda la vida, los machos pueden migrar largas distancias.  


Cultura


Los orangutanes tienen capacidades cognitivas comparables a otros grandes simios. Esto se manifiesta en el uso de herramientas e incluso la construcción de herramientas simples en estado silvestre. Algunos usos de herramientas son idiosincráticos pero otros usos de herramientas representan tradiciones culturales en poblaciones de orangutanes.


Los orangutanes han sido observados construyendo herramientas simples para rascarse. También utilizan ramas con hojas para protegerse de la lluvia y el sol, y a veces se cubren con grandes hojas a modo de poncho. También se han observado utilizando ramas como herramientas para atrapar insectos, colectar miel y protegerse contra las picaduras de insectos, y para “pescar” ramas y frutas fuera del alcance. En Sumatra, orangutanes silvestres utilizan herramientas para extraer semillas de frutos con cáscara dura.

A flanged orangutan male hanging from a small tree

No hace mucho, mucha gente pensaba que la cultura era exclusiva de las especies humanas. Sin embargo, en años recientes los científicos han encontrado cada vez más evidencia de tradiciones aprendidas socialmente en el reino animal. En 2003, un grupo de investigadores describieron dos docenas de comportamientos presentes en algunas poblaciones de orangutanes y ausente en otras. Según el reporte que apareció en la revista Science, estas prácticas son aprendidas de un miembro del grupo y pasadas a través de las generaciones. En partes de Borneo, por ejemplo, los orangutanes utilizan hojas como servilletas para limpiarse las mejillas mientras que orangutanes en partes de Sumatra las usan como guantes para manejar frutas y ramas espinosas o como un asiento acolchonado en arboles espinosos. 

Fuerte evidencia de Cultura Animal Observado en Monos y Ballenas.´

Por: Michael Balter
Traducido por: Astrid Strasser.
Fotos: Fuente enlazada. 

Hasta hace bastante poco, muchos científicos creían que solo los humanos tenemos cultura pero esta idea está siendo aplastada por una avalancha de recientes investigaciones con animales*.  Dos nuevos estudios con monos y ballenas llevan el trabajo un paso más allá, demostrando que nuevas tradiciones culturales pueden formarse y como la conformidad puede ayudar  a las especies a sobrevivir y prosperar. Estos descubrimientos pueden también ayudar a los investigadores a distinguir las diferencias entre las culturales humanas y animales.

Los investigadores difieren en cómo definir exactamente cultura pero la mayoría está de acuerdo que involucra la adopción colectiva y la transmisión de uno o más comportamientos en un grupo. La capacidad de los humanos de crear y transmitir nuevas tendencias culturales ha ayudado a nuestra especie dominar la tierra, en gran parte, porque cada nueva generación puede beneficiarse de la experiencia de la anterior. 

Los investigadores han encontrado que transmisiones culturales similares, aunque mucho más simples, ocurren en animales, incluyendo peces, insectos, suricatos, aves, monos y simios. A veces, estas características culturales parecen bizarras, como una tendencia reciente desarrollada entre algunos monos capuchinos de picarse mutuamente los ojos con sus largas y filosas uñas-un comportamiento que se originó en un grupo pequeño de individuos y que se expandió con el tiempo.

En humanos, una vez que una nueva moda emerge, todos empiezan a hacerlo […]. Dos equipos internacionales liderados por investigadores de la Universidad de St. Andrews, Reino Unido, reportaron nueva evidencia de la fuerza de la conformidad cultural en dos especies bien diferentes sospechadas de exhibir comportamientos culturales: los monos vervet y  las ballenas jorobadas.


En el primer estudio, un grupo de investigadores liderados por el psicólogo Andrew Whiten de St. Andrews, intentó inducir conformismo en cuatro grupos de monos silvestres, 109 animales en total, viviendo en una reserva de caza en la provincia KwaZulu-Natal en Sudáfrica. 

Los investigadores dieron a cada grupo dos bandejas plásticas llenas de maíz; el maíz estaba teñido de azul en una bandeja y rosa en la otra. (Estos colores fueron elegidos porque son prominentes en los genitales de los monos vervet macho y, por tanto, atraerían la atención de los monos). Algunos maíces  estaban empapados de amargas hojas de aloe para que fueran desagradables para los monos. En dos de los grupos, el maíz azul era amargo mientras que en los otros dos grupos, era los rosas. En un periodo de 3 meses, los monos aprendieron fácilmente a evitar la comida amarga.  

Cuatro meses después, luego de que 27 monos bebes hubiesen nacido y fueran lo suficientemente grandes para comer sólidos,  se les ofreció nuevamente maíz azul y rosa, aunque esta vez ninguno era amargo. Durante los siguientes dos meses, tanto monos adultos como infantes preferían fuertemente el mismo color de antes, aunque todos los maíces fueran ahora comestibles. Incluso 26 de los 27 infantes solo comieron el maíz favorecido por sus madres, ignorando los otros.  

Durante el periodo del experimento, 10 monos machos migraron de un grupo con preferencia a un color de maíz a otro grupo con preferencia al color opuesto. Siete de los 10 inmediatamente adoptaron el color elegido por el grupo nuevo, adoptivo, sugiriendo que fueron influenciados por las normas de esa congregación.

El estudio demuestra que el aprender de otros y la conformidad cultural juegan un papel importante en el comportamiento de animales y humanos, concluyen Whiten y sus colegas. Apoyarse en las experiencias de otros-en lugar de depender solamente de la experiencia personal-puede ayudar a los animales a adaptarse.

Ballenas Jorobadas cazando con red de burbujas.


En el segundo estudio, un grupo diferente de investigadores, liderados por el biólogo marino de St. Andrews, Luke Rendell, investigó una tradición, inventada por las mismas ballenas jorobadas, que involucra un método de pesca llamado alimentación con red de burbujas: las ballenas soplan burbujas alrededor de cardúmenes, confundiendo a los peces y arreándolos juntos, luego se abalanzan hacia las burbujas y se engullen a sus presas.

En 1980, una ballena fue observada inventando una nueva adición para esta técnica, golpeando la superficie del agua varias veces con su cola antes de soplar las burbujas (lobtail feeding). Los investigadores no saben qué ventaja les da esto a las ballenas pero este tipo de comportamiento emergió en un momento de disminución de la población de la presa preferida de las ballenas, el arenque, y el incremento de otro pez:  los ammodítidos. Los investigadores especulan que golpear el agua ayuda a arrear a los ammodítidos juntos.

Los observadores tenían la impresión de que la alimentación con golpe de cola se expandía pero no había evidencia solida. El equipo entonces analizó 27 años de datos en el comportamiento de las ballenas colectado en el Banco Nacional Marino del Santuario de Ballenas de Stellwagen, en la bahía de Massachusetts, entre Cape Cod y Cape Ann. Incluía 73.790 avistajes grabados en la computadora que involucraban 653 ballenas observadas al menos 20 veces.

A lo largo de los años, la alimentación con golpe de cola se expandió al 37% de la población y hasta el 87% de las ballenas que adoptaron la técnica parecían haberlo hecho al mantener asociaciones cercanas con otra ballena que ya estuviera utilizando el método. (Se contaba a los individuos como “asociados” si estaban a dos cuerpos de distancia de cada uno y mostraban coordinación en sus comportamientos.)

Ballena Jorobada cazando con golpes de cola.

Investigadores ajenos a estos dos equipos de trabajos estiman que los dos estudios sirven como un hito: “Sus publicaciones conjuntas marcan el momento cuando podemos finalmente avanzar a la discusión de las implicación de  la cultura en animales” en lugar de simplemente discutir si la cultura está presente o ausente, dice Carel van Schaik, un primatólogo de la Universidad de Zuriich en Suiza.

 Los descubrimientos con monos vervet son “una gran sorpresa”, dice, porque los animales “abandonaron preferencias existentes cuando [entraron] a un grupo con preferencias distintas. Previamente, los investigadores asumían que dichas elecciones eran dictaminadas principalmente por un impulso a obtener los alimentos más nutritivos en lugar de factores sociales. “Viéndolo en retrospectiva, que los monos se apoyen en la sabiduría de grupos locales tiene perfecto sentido.”

El estudio con las ballenas también obtiene aprobación. Es “una increíble compilación de datos” dice Susan Perry, una antropóloga de la Universidad de California, Los Angeles. “Veo esto como un caso muy convincente de tradiciones alimenticias en un cetáceo.”

Sin embargo, van Schaik, Perry, y otros investigadores dicen que aún hay mucho trabajo por hacer para entender cuanto se parece la transmisión cultural de los animales a la de los humanos. “Ambas investigaciones muestran que los animales prestan atención y son influenciados por lo que hacen otros animales,” dice Mark Pagel, biólogo evolucionista de la Universidad de Reading, Reino Unido, pero ninguno demuestra el tipo de copiado sofisticado típico de los humanos, el cual nos separa del resto de los animales, dice Pagel. Sin la habilidad para copiarse realmente el uno al otro, continúa, los animales no pueden desarrollar los comportamientos cada vez más sofisticados que han llevado a la cultura humana a niveles tan altos.**


*N/T: El artículo habla de animales y humanos como si la especie humana no fuese parte del reino animal. Para mantener la integridad del mismo, lo traduje de manera textual.


**Este tipo de artículos siempre se cierran con conclusiones similares: “los animales se parecen pero somos más desarrollados-inteligentes-complejos”.  Cabe preguntarse por qué continuamos colocándonos como índice para medir a otras especies.

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Los Animales Tienen Emociones, pero ¿cómo deberíamos llamarlas?

Por Vicki Croke
Traducido por: Astrid Strasser. 

Los humanos hablamos. Los animales vocalizan.

Nosotros Amamos. Ellos desarrollan vínculos.

Nosotros desarrollamos lazos de amistad, ellos mantienen conexiones sociales.

Nosotros sentimos celos, ellos protegen un recurso.

Nosotros tenemos sexo, ellos copulan.

¿Notan un patron?

Nosotros humanos parecemos determinados a separarnos del resto del reino animal aunque tengamos que hacer trampa. Y a veces parece que hacemos trampa porque mientras que los científicos continúan juntando evidencia, documentando cuanto compartimos con otros animales-emocionalmente, cognitivamente y neuro-químicamente-muchos humanos todavía utilizan distinciones lingüísticas anticuadas que ponen a los animales en un lugar pretendidamente inferior.

En Julio de este año, un estudio publicado en PLOS ONE indicaba que los perros experimentan celos. Es una emoción compleja-combinando otras emociones, como enojo y resentimiento- y que ha sido siempre considerada exclusivamente humana. 

Pero eso es solo el ejemplo más actualizado (N/T: este artículo fue publicado en Agosto 2014) sobre como la ciencia encuentra características “humanas” en el mundo animal. Desde que Jane Goodall, en 1960, vio a chimpancés arrancando hojas de las ramas para poder pescar termitas-destruyendo la pretensión humana de ser el único animal que usara herramientas- nuestro estatus de criatura especial se ha visto puesto en constante duda. En la actualidad, se ha demostrado que muchas de las características que considerábamos exclusivamente nuestras no son más exclusivas que una subscripción a una revista semestral.  

Bonobo
Los bonobos, entre los primates más cercanos a los humanos, comparten comida con extraños. Los investigadores creen que este comportamiento nos ayudará a entender el inicio del altruismo humano. Pierre Fidenci via Wikimedia Commons.

Para resumir unos pocos: las ratas demuestran arrepentimiento. Los elefantes parecen llorar a sus muertos. Los perros son fantásticos a la hora de leer las emociones humanas, capaces de hacer algo que nosotros mismos hacemos: escanear el lado derecho de la cara humana (el cual algunos investigadores dicen es el lado más expresivo). ¿El grado de conciencia que es necesario para reconocerse a uno mismo en el espejo? Como los humanos, algunos primates, elefantes, orcas, delfines y urracas han pasado la prueba del espejo.

¿Cooperación, compasión, juego, altruismo, un sentido de lo que es justo? Todos aparecen entre los animales, como así también algunas de las cosas malas: los chimpancés pueden deliberadamente engañar a otros chimpancés y a los humanos.

Y podemos llegar aun más profundo. No solo podemos encontrar comportamientos “humanos” y pensamiento en algunos animales; gracias a la tecnología, incluyendo el IRM, podemos también ver cuando áreas del cerebro que son activadas en los animales, y los químicos que se filtran, equivalen a nuestras propias funciones cerebrales. Por ejemplo, se pensó alguna vez que las células fusiformes, las cuales parecen ser importantes en procesar emociones, eran exclusivas del ser humano y los grandes simios; ahora sabemos que son también abundantes en el cerebro de las ballenas.

Se descubrió en un estudio en Hungría que escuchar el sonido de la risa o el llanto causa la misma reacción en el cerebro de un perro que en el cerebro humano.

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Los delfines nariz de botella han pasado la prueba del espejo. Foto: lolilujah via Flickr Creative Commons.


Entonces, si los animales están probando ser tan como nosotros, ¿por qué nos resistimos a describir sus experiencias con los mismos términos que aplican a nosotros? ¿Tenemos miedo de ser acusados de ser no-científicos? Si es si, estamos entendiendo las cosas mal. “Es mala ciencia el robar a los animales de sus capacidades cognitivas, emocionales y morales.” Dice Marc Bekoff, biólogo evolucionista y autoridad en conducta y emoción animal. En su libro “La Vida Emocional de los Animales” escribe que:

“Es mala biología discutir contra la existencia de las emociones animales. Investigaciones científicas en biología evolucionista, etología cognitiva y neurociencia social apoya la opinión de que muchos y diversos animales tienen vidas emocionalmente ricas y profundas.”

Entonces, quizás es el antropomorfismo- la proyección de características humanas en otros animales-a lo que le tenemos miedo. Nuevamente, estaríamos errando.

Pensadores modernos como la autora Laurel Braitman, dice que el antropomorfismo correcto puede ser científicamente sólido. En su libro: “Locura Animal: como Perros Ansiosos, Loros Compulsivos, Gorilas Drogados y Elefantes en Recuperación Nos Muestran el Salvajismo de Nuestras Propias Mentes.” dice que podemos elegir

“antropomorfisar bien y, al hacerlo, hacer interpretaciones más precisas sobre el comportamiento de los animales y sus vidas emocionales. En lugar de ser proyecciones humanas, el antropomorfismo puede ser el reconocimiento de características humanas en otros animales y viceversa.”

Bekoff señala que las emociones son importantes para todas las criaturas sociales-ayudándonos a entablar relaciones, a vivirlas y a protegernos a nosotros mismos. Como lo  expresa Elizabeth Marshall Thomas, famosa autora y antropóloga:

“la conciencia es algo que hemos obtenido a través de nuestro largo pasado de mamíferos. El pensamiento y las emociones tienen valor evolutivo.”

Sy Montgomery, la escritora sobre naturaleza que ha vendido más libros, está de acuerdo:

“Hablamos de ser antropomorfistas, sobre atribuir características humanas a los animales.” Dice por teléfono desde su casa en New Hampshire. “¿Quien dice que estas características son humanas? ¿Quién dice que las inventamos? La evolución dice que no las inventamos. La evolución dice que las heredamos.”

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El etólogo Marc Bekoff se pregunta porque nos resistimos a decir que animales como los lobos forman amistades entre ellos. Gunnar Ries Amphibol via Wikimedia Commons.

Si parece que escribir en cursiva y reparar autos son los únicos logros que nuestra especie puede reclamar como exclusivos, no se preocupe. No tenemos que exagerar las diferencias para notar la diferencia entre nosotros y los perros o los dodos. Sin embargo, muchas personas persisten en negarles habilidades y emociones a los animales, como también las palabras “humanas” para dichas características.

Algunas palabras son particularmente contenciosas al aplicarse a los animales. En 1993, Liz Thomas, describió, en su exitoso libro “La vida Escondida de los Perros”, como un casamiento la relación entre dos perros siberianos. Esto enojo a algunas personas y, sin embargo, las parejas de albatros permanecen juntas por 55 años, mientras que Britney Spears una vez se caso solo por 55 horas. De hecho, la duración promedio de casamientos que acaban en divorcio en los EEUU es de 8 años, según El Economista.

Hoy en día, Bekoff señala, algunas personas odian admitir que los animales mantienen amistades. El prejuicio esta tan expandido que “amigo” parece ser una mala palabra al ser aplicada a los animales. Piensa que es ridículo:

“De que otra manera llamarías una relación entre, digamos, dos perros o dos lobos o ciertos coyotes en la que dos animales pasan tiempo juntos, viajan juntos, hacen todas estas cosas juntos-no estoy hablando necesariamente de parejas-y entonces uno muere o desparece y el otro se lamenta o lo busca? Enlaces sociales a largo plazo, interacciones sociales reciprocas y que se yo. ¿De qué manera lo llamarías si no amigo?”

Se de lo que habla Bekoff. Crecí en los suburbios de Boston. Mi hermana y yo solíamos jugar con los chichos Morris que Vivian en la esquina de la cuadra y nuestro perro Penny jugaba con su perro Cleo. Mucho después de que nosotros, humanos, dejáramos de juntarnos, nuestros perros aun lo hacían.” 

Vicki and Penny
Izquierda: Vicki y Penny pasando el rato con vecinos amigos. Las amistades de Penny con otros perros eran profundas y duraderas. 

Cleo aparecía en nuestra puerta y su cola dura golpeaba contra la contrapuerta, anunciando su presencia. La escuchábamos “golpear” y dejábamos salir a Penny. Uno de los momentos más desgarradores de nuestra vida ocurrió cuando, después de unos días de la muerte de Penny, a la edad de 15 años, Cleo se apareció en la puerta. Ese día, en vez de dejar salir a Penny, invitamos dentro a Cleo. Y todos lloramos.  

Nosotros, como especie, podemos seguir discutiendo sobre si los animales pueden o no formar lazos de amistad, sentir celos, ser altruistas, hacer duelo, sentir alegría, entender lo que es justo. Yo sé de qué lado estoy. Aprendí la respuesta de Penny y Cleo. 

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¿Cómo Evolucionó el Comportamiento Social?

How Does Social Behavior Evolve?
Por: Terrence P. McGlynn (Department of Biology, California State University) © 2010 Nature Education
Traducido y Resumido: Astrid Strasser


El comportamiento social consiste en una serie de interacciones entre individuos de la misma especie. Organismos altamente sociales viven en grandes grupos y muchas veces cooperan para realizar varias tareas. Ejemplos: manadas de lobos y cardúmenes. Los animales más sociales conforman colonias fuertemente unidas; estos casos incluyen hormigas y termitas, algunas abejas y avispas, y unos pocos organismos más.

 El Comportamiento Social es Adaptativo.

Muchos comportamientos sociales son adaptativos. Esto significa que ser sociable ayudará a incrementar la aptitud del animal, es decir, su éxito reproductivo a lo largo de su vida. Un ejemplo de cómo el comportamiento social es adaptativo lo encontramos en los agrupamientos contra depredadores. Este concepto aplica a las orugas alimentándose juntas en una hoja, a manadas de ñus, cardúmenes y bandadas de aves.

Un campo lleno de ñus solitarios ofrecería presas fáciles a grandes depredadores como los leones. Si los ñus se reúnen en un grupo, el riesgo de que un individuo sea comido se reduce. En caso de ataque, las posibilidades de ser escogido es de 100% en caso de individuos solitarios, de 1% en un grupo de 100 animales y de 0,1% en un grupo de 1000. Los ñus sufren costos sociales por vivir en grupo-por ejemplo, los sitios de pastoreo pueden no proveer cantidades adecuadas de alimento para cada individuo dentro de la manada. Sin embargo, no es difícil imaginar que los costos del agrupamiento social son mucho menores que los beneficios que aporta como defensa contra los depredadores.

Este es un ejemplo de como los costos y beneficios del comportamiento social pueden desarrollar y mantenerse.  Vivir en grupos involucra un balance entre conflicto y cooperación, el cual esta medido por los costos y beneficios asociados a la vida social. Cuando los beneficios de vivir socialmente exceden el costo y el riesgo de la vida social, los científicos predicen que la cooperación social va a ser favorecida.

Altruismo.

Los beneficios de la vida social típicamente ocurren cuando un individuo es favorecido por un acto de altruismo. Un acto de altruismo es aquel que incrementa el bienestar de otro individuo a costa del benefactor.

Un ejemplo de altruismo lo vemos en las marmotas. Cuando en un grupo de marmotas un individuo emite un llamado de alarma para advertir a otros miembros la presencia de un coyote, atrae para sí mismo la atención del depredador e incrementa el riesgo de ser cazado  (Sherman 1977).  Otro ejemplo puede ser el de compartir espacios de anidada y ayudar a criar la prole de un individuo no emparentado.

Los beneficios del comportamiento altruista pueden ser medidos por el efecto que tienen en el éxito de la vida reproductiva del animal. La selección natural opera en contra de los individuos que reducen su propia aptitud. El altruismo, por definición, reduce la aptitud de un individuo. ¿Cómo es que perdura?  Luego de décadas de investigación genética y conductual, hemos aprendido que el altruismo es una poderosa demostración de cómo opera la selección natural.

Reciprocidad.

Los vampiros que no han podido alimentarse piden alimento a individuos que si lo han hecho. Al vampiro solicitado le convendría quedarse con el alimento, ya que requiere los murientes para sobrevivir y reproducirse. Ceder parte de su comida es, de hecho, altruista.  Por tanto, tanto en términos ecológicos cómo evolutivos, otros miembros de esta misma especie son sus mayores competidores. Lo hace, sin embargo, por reciprocidad.

A principios de los 80’, Gerald Wilkinson realizo una serie de experimentos para demostrar que los vampiros de Costa Rica que cohabitan en un mismo refugio comparten sangre.  Descubrió, sin embargo, que no todos los vampiros compartían su comida equitativamente. Los murciélagos demostraron una mayor predisposición a compartir sangre con aquellos individuos con los que tenían más posibilidades de encontrarse en el futuro en base a los sitios que escogían para dormir. En otras palabras, cuando había más posibilidad de reciprocidad, más posibilidades había que compartieran la comida. Los murciélagos no compartían sangre si había pocas posibilidades de encontrarse nuevamente para devolver el favor.

La reciprocidad permite la existencia del altruismo porque-a largo plazo- los beneficios del altruismo sobrepasan sus costos. En este caso en particular, los costos relativos de compartir la comida, de ser posible, es menor que el futuro beneficio potencial de recibir alimento cuando tuviese hambre. 

Selección de Parentesco.

Los vampiros no solo comparten comida en anticipación de la reciprocidad. Tienen una mayor predisposición a compartir comida con parientes. Una vez que han tenido en cuenta el potencial de reciprocidad, los vampiros muestran una mayor inclinación a compartir su comida con parientes que con individuos no emparentados. Usando análisis genético, los investigadores pueden calcular el parentesco entre individuos. Mientras más cercanos sean los murciélagos, mayor posibilidad de que compartan su comida.

Los individuos serán más propensos a realizar actos de altruismo en favor de hermanos que en favor de sobrinos y aun menos a favor de primos terceros. Los mecanismos detrás de este efecto de relación en el altruismo lo encontramos en la selección de parentesco. La selección natural refleja como los individuos  pasan copias de sus genes a través de la supervivencia y la reproducción pero la selección de parentesco refleja como copias de los genes de un individuo pasan a través de la supervivencia y reproducción de sus parientes.

De igual forma que los principios de la selección natural predicen que un individuo actuara para maximizar su propia aptitud, el principio de la selección de parentesco predice que un individuo actuara de manera altruista para maximizar la aptitud de sus parientes.  

Eusociabilidad

El desarrollo del comportamiento social puede encontrarse en su grado más íntimo y complejo en los animales eusociables. Las especies eusociables viven en colonias. Solo una pequeña fracción de los animales en una colonia se reproducen; los miembros de la colonia no reproductores proveen recursos, defensa y cuidado colectivo de la descendencia. Ejemplos de  animales eusociables son las hormigas, termitas, algunas avispas y abejas y un pequeño número de pulgones y arañuelas, dos especies de mamíferos (la rata topo lampiña y la rata topo de Damaraland) y varias especies de camarones de arrecife.


Una explicación ecológica para la evolución de la eusociabilidad es que las colonias producen un gran número de descendientes, por tanto incluso cuando el grado de parentesco es bajo la aptitud indirecta de los trabajadores no reproductivos será mayor que si tuvieran la capacidad para reproducirse independientemente. En los animales eusociables, la alta productividad resultante de la vida comunal y la eficiente división de trabajo entre los trabajadores ocurre en un ambiente que generalmente está bien defendido contra enemigos naturales. En casi todas las especies, las colonias están protegidas por estructuras (como termiteros en la madera o en el caso de los camarones, las esponjas marinas) con veneno (avispas, abejas y hormigas) o por ambos medios. 

Referencias y Lecturas Recomendadas

Hamilton, W. D. The genetical evolution of social behaviour. International Journal of Theoretical Biology 7, 1-16 (1964).
Sherman, P. W. Nepotism and the evolution of alarm calls. Science 197, 1246-1253 (1977).
Wilkinson, G. S. Reciprocal food sharing in the vampire bat. Nature 308, 181-184 (1984). 

Entrevista a Robert Seyfarth por Richarddawkins.net: ¿Hablan los Monos?

Robert Seyfarth
Traducido y Transcrito:  Astrid Strasser.


 ¿Hablan los Monos?

Otra de las cosas en la que estábamos interesados sobre estos monos y simios, eran sus vocalizaciones. Si apoyamos la idea de que evolucionamos de un ancestro en común con estas criaturas entonces puede ser que encontremos indicios de nuestro lenguaje en sus vocalizaciones.

A mediados de los 60', se hizo un descubrimiento muy interesante. Hasta entonces se creía que todos los gritos de los monos eran involuntarios. Como gritos de dolor o de sorpresa.  Los monos no suelen utilizar los sonidos como nosotros utilizamos las palabras, es decir, como señales voluntarias para designar una característica determinada del ambiente. 

Encontramos en el Este de África a los vervet, o monos verdes. Son pequeños animales grises que viven en grupos de alrededor de 20 individuos. Han desarrollado, o pensado, diferentes llamadas de alarma para designar diferentes tipos de depredadores. Y estos sonidos diferentes, incitan reacciones diferentes.



Por ejemplo, si un mono veía a un leopardo y emitía una de estas vocalizaciones distintivas, los demás monos, al oírlo, corrían a refugiarse en las ramas altas de un árbol, como si hubieran sido informados, a través del grito de alarma del primer mono, que había un leopardo cerca. Eso provocó la rápida retirada hacia los arboles.

Si uno de los monos veía un águila y emitía una vocalización diferente, los demás monos miraban hacia arriba o corrían a refugiarse en un arbusto. No subían a los arboles, porque las águilas son muy hábiles a la hora de volar por entre las ramas y atrapar monos ahí arriba.

Y si uno de los monos descubría una serpiente, generalmente una pitón, emitía un tercer tipo de llamada y los otros monos, al oírla, se erguían sobre sus patas traseras y miraban el piso a su alrededor.




¿Son los gritos de alarma realmente palabras? ¿Los monos están realmente diciendo 'leopardo'?

Una de las posibilidades era que los gritos de alarma fueran señales generalizadas. Un simple grito. No sabes que es lo que he visto, pero al oírme gritar, levantas la cabeza, ves al depredador, y reaccionas de acuerdo a tu propia vulnerabilidad. En ese caso, no serian realmente palabras.

Ante la duda, hicimos un experimento. Mientras los monos pastaban, pusimos un parlante detrás de un arbusto y reprodujimos el grito de alarma para un leopardo. No hay un leopardo, por lo que solo podían guiarse por el sonido. Todos los monos corrieron hacia los arboles.

Si reproducíamos el grito de alarma para un águila, todos los monos miraban hacia arriba. Si reproducíamos el de la serpiente, todos se levantaban sobre las patas traseras y miraban el piso a su alrededor.

Realmente parecían actuar como si esa llamada designara esa característica del ambiente y respondían en consecuencia. 

Es la primer evidencia de como podemos encontrar, en un animal no humano, algo que es muy simple, no es lenguaje, pero es como una palabra. Es justamente lo que podemos esperar encontrar en animales con quienes compartimos un ancestro en común. Son los primeros atisbos de lo que, eventualmente, se convertiría en el lenguaje humano.

Tres Tipos de Alarma Distintos: