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¿Cómo Evolucionó el Comportamiento Social?

How Does Social Behavior Evolve?
Por: Terrence P. McGlynn (Department of Biology, California State University) © 2010 Nature Education
Traducido y Resumido: Astrid Strasser


El comportamiento social consiste en una serie de interacciones entre individuos de la misma especie. Organismos altamente sociales viven en grandes grupos y muchas veces cooperan para realizar varias tareas. Ejemplos: manadas de lobos y cardúmenes. Los animales más sociales conforman colonias fuertemente unidas; estos casos incluyen hormigas y termitas, algunas abejas y avispas, y unos pocos organismos más.

 El Comportamiento Social es Adaptativo.

Muchos comportamientos sociales son adaptativos. Esto significa que ser sociable ayudará a incrementar la aptitud del animal, es decir, su éxito reproductivo a lo largo de su vida. Un ejemplo de cómo el comportamiento social es adaptativo lo encontramos en los agrupamientos contra depredadores. Este concepto aplica a las orugas alimentándose juntas en una hoja, a manadas de ñus, cardúmenes y bandadas de aves.

Un campo lleno de ñus solitarios ofrecería presas fáciles a grandes depredadores como los leones. Si los ñus se reúnen en un grupo, el riesgo de que un individuo sea comido se reduce. En caso de ataque, las posibilidades de ser escogido es de 100% en caso de individuos solitarios, de 1% en un grupo de 100 animales y de 0,1% en un grupo de 1000. Los ñus sufren costos sociales por vivir en grupo-por ejemplo, los sitios de pastoreo pueden no proveer cantidades adecuadas de alimento para cada individuo dentro de la manada. Sin embargo, no es difícil imaginar que los costos del agrupamiento social son mucho menores que los beneficios que aporta como defensa contra los depredadores.

Este es un ejemplo de como los costos y beneficios del comportamiento social pueden desarrollar y mantenerse.  Vivir en grupos involucra un balance entre conflicto y cooperación, el cual esta medido por los costos y beneficios asociados a la vida social. Cuando los beneficios de vivir socialmente exceden el costo y el riesgo de la vida social, los científicos predicen que la cooperación social va a ser favorecida.

Altruismo.

Los beneficios de la vida social típicamente ocurren cuando un individuo es favorecido por un acto de altruismo. Un acto de altruismo es aquel que incrementa el bienestar de otro individuo a costa del benefactor.

Un ejemplo de altruismo lo vemos en las marmotas. Cuando en un grupo de marmotas un individuo emite un llamado de alarma para advertir a otros miembros la presencia de un coyote, atrae para sí mismo la atención del depredador e incrementa el riesgo de ser cazado  (Sherman 1977).  Otro ejemplo puede ser el de compartir espacios de anidada y ayudar a criar la prole de un individuo no emparentado.

Los beneficios del comportamiento altruista pueden ser medidos por el efecto que tienen en el éxito de la vida reproductiva del animal. La selección natural opera en contra de los individuos que reducen su propia aptitud. El altruismo, por definición, reduce la aptitud de un individuo. ¿Cómo es que perdura?  Luego de décadas de investigación genética y conductual, hemos aprendido que el altruismo es una poderosa demostración de cómo opera la selección natural.

Reciprocidad.

Los vampiros que no han podido alimentarse piden alimento a individuos que si lo han hecho. Al vampiro solicitado le convendría quedarse con el alimento, ya que requiere los murientes para sobrevivir y reproducirse. Ceder parte de su comida es, de hecho, altruista.  Por tanto, tanto en términos ecológicos cómo evolutivos, otros miembros de esta misma especie son sus mayores competidores. Lo hace, sin embargo, por reciprocidad.

A principios de los 80’, Gerald Wilkinson realizo una serie de experimentos para demostrar que los vampiros de Costa Rica que cohabitan en un mismo refugio comparten sangre.  Descubrió, sin embargo, que no todos los vampiros compartían su comida equitativamente. Los murciélagos demostraron una mayor predisposición a compartir sangre con aquellos individuos con los que tenían más posibilidades de encontrarse en el futuro en base a los sitios que escogían para dormir. En otras palabras, cuando había más posibilidad de reciprocidad, más posibilidades había que compartieran la comida. Los murciélagos no compartían sangre si había pocas posibilidades de encontrarse nuevamente para devolver el favor.

La reciprocidad permite la existencia del altruismo porque-a largo plazo- los beneficios del altruismo sobrepasan sus costos. En este caso en particular, los costos relativos de compartir la comida, de ser posible, es menor que el futuro beneficio potencial de recibir alimento cuando tuviese hambre. 

Selección de Parentesco.

Los vampiros no solo comparten comida en anticipación de la reciprocidad. Tienen una mayor predisposición a compartir comida con parientes. Una vez que han tenido en cuenta el potencial de reciprocidad, los vampiros muestran una mayor inclinación a compartir su comida con parientes que con individuos no emparentados. Usando análisis genético, los investigadores pueden calcular el parentesco entre individuos. Mientras más cercanos sean los murciélagos, mayor posibilidad de que compartan su comida.

Los individuos serán más propensos a realizar actos de altruismo en favor de hermanos que en favor de sobrinos y aun menos a favor de primos terceros. Los mecanismos detrás de este efecto de relación en el altruismo lo encontramos en la selección de parentesco. La selección natural refleja como los individuos  pasan copias de sus genes a través de la supervivencia y la reproducción pero la selección de parentesco refleja como copias de los genes de un individuo pasan a través de la supervivencia y reproducción de sus parientes.

De igual forma que los principios de la selección natural predicen que un individuo actuara para maximizar su propia aptitud, el principio de la selección de parentesco predice que un individuo actuara de manera altruista para maximizar la aptitud de sus parientes.  

Eusociabilidad

El desarrollo del comportamiento social puede encontrarse en su grado más íntimo y complejo en los animales eusociables. Las especies eusociables viven en colonias. Solo una pequeña fracción de los animales en una colonia se reproducen; los miembros de la colonia no reproductores proveen recursos, defensa y cuidado colectivo de la descendencia. Ejemplos de  animales eusociables son las hormigas, termitas, algunas avispas y abejas y un pequeño número de pulgones y arañuelas, dos especies de mamíferos (la rata topo lampiña y la rata topo de Damaraland) y varias especies de camarones de arrecife.


Una explicación ecológica para la evolución de la eusociabilidad es que las colonias producen un gran número de descendientes, por tanto incluso cuando el grado de parentesco es bajo la aptitud indirecta de los trabajadores no reproductivos será mayor que si tuvieran la capacidad para reproducirse independientemente. En los animales eusociables, la alta productividad resultante de la vida comunal y la eficiente división de trabajo entre los trabajadores ocurre en un ambiente que generalmente está bien defendido contra enemigos naturales. En casi todas las especies, las colonias están protegidas por estructuras (como termiteros en la madera o en el caso de los camarones, las esponjas marinas) con veneno (avispas, abejas y hormigas) o por ambos medios. 

Referencias y Lecturas Recomendadas

Hamilton, W. D. The genetical evolution of social behaviour. International Journal of Theoretical Biology 7, 1-16 (1964).
Sherman, P. W. Nepotism and the evolution of alarm calls. Science 197, 1246-1253 (1977).
Wilkinson, G. S. Reciprocal food sharing in the vampire bat. Nature 308, 181-184 (1984). 

El papel de la cooperación y el altruismo en la evolución




Durante siglos, la idea de una naturaleza agresiva en la que no hay espacio para los más débiles ha dominado los modelos mentales de la sociedad. Aseveraciones como “la ley del más fuerte” son sólo una pequeña parte de la complejidad de las dinámicas sociales.

A través de sus observaciones, Charles Darwin intuyó que el altruismo había jugado un papel fundamental en la evolución de las especies, pero no supo encajarlo en el marco de la selección natural. Era consciente de que representaba una amenaza para su teoría porque, en un primer análisis, existe una contradicción puesto que todas las formas de cooperación conllevan un grave riesgo de ser explotado por compañeros egoístas. Para un individuo, colaborar no es siempre la estrategia más útil en un entorno de compañeros no solidarios, pues su supervivencia se verá seriamente afectada.

La existencia de cooperación ha sido documentada en todos los niveles de vida, desde las moléculas hasta los grupos de personas. Entre los primates en libertad, existen múltiples ejemplos de cooperación y altruismo, como son la caza cooperativa entre chimpancés o la inhibición de la reproducción en favor de un solo individuo del grupo entre algunas especies de titíes. 

El altruismo también es muy frecuente en la naturaleza, especialmente en el cuidado parental, aunque lo podemos observar en una gran variedad de contextos. Cuando un primate emite una señal de alarma para indicar la existencia de un peligro al grupo, está poniendo en peligro su propia vida, pues puede ser fácilmente detectable por los depredadores. Casos aún más asombrosos ocurren entre los bonobos, a quienes se ha visto prestar ayuda a minusválidos y heridos.

En éste video, la hembra Alfa de un grupo de bonobos defiende el cuerpo muerto de un bonobo incorporado recientemente al grupo, con la ayuda de otros:

No es fácil demostrar qué beneficios tiene para un organismo ayudar a otros a expensas de sí mismo. Dos marcos teóricos fundamentales intentaron explicarlo. El primero fue William Hamilton, quien formuló la “selección de parentesco". Según esta teoría, ayudamos a aquéllos con quienes compartimos genes. No explica, sin embargo, el porqué ayudamos a personas que ni siquiera conocemos, como ocurre con los vampiros, especies de murciélago que sólo viven en el continente americano. Éstos no aguantan más de sesenta horas sin alimentarse de la sangre de otros mamíferos. Cuando uno de ellos no ha tenido éxito en la caz, recibe la sangre regurgitada de otros compañeros sin importar si es pariente o no.
Casi dos décadas después, Robert Trivers presenta una teoría denominada “altruismo recíproco", que demuestra que estos comportamientos pudieron evolucionar también con individuos no emparentados, si existen posibilidades de que el organismo altruista en el futuro reciba los beneficios de otros altruistas.
En éste vídeo, un grupo de búfalos rescata una cría capturada por leones:

Muchos hallazgos refuerzan esta hipótesis e inducen a pensar que la cooperación fue una de las claves del éxito de la especie humana. En experimentos en los que se confronta a niños a situaciones en las que otras personas necesitan ayuda, éstos asisten de manera espontánea sin recibir ningún tipo de orden, demostrando que ciertos comportamientos de auxilio y ayuda en el ser humano son innatos. 

Las investigaciones con chimpancés arrojan resultados positivos aunque en diferente grado. Esta especie muestra comportamientos altruistas pero en menor número de contextos que los seres humanos.
Una conducta típica involucrada en la cooperación humana es señalar con el dedo o la mirada a un objetivo concreto. Esta habilidad tiene gran importancia, especialmente si se carece de un lenguaje hablado. Los chimpancés no señalan con el dedo a otros compañeros en libertad para indicarles la existencia de algo interesante. En varios experimentos, son incapaces de captar la información que intencionadamente se les transmite cuando un investigador humano señala con el dedo algún tipo de alimento. 

Un fenómeno interesante es que este tipo de pruebas la realizan con mayor éxito los perros que los grandes simios. La explicación quizás esté en que los cánidos son una familia con una tendencia a la cooperación tanto o más fuerte que la nuestra.
Es indudable que este tipo de conductas pro-sociales han sido favorecidas por la selección natural e inducen a pensar que descendemos de grupos de homínidos especialmente cooperativos, pues de lo contrario, no existirían tales manifestaciones en la actualidad. Todos los animales nos movemos en un continuo entre la cooperación y la competición, de tal manera que dosis de ambas son necesarias. El entorno es el que determina cuál es la estrategia óptima en cada situación.
En la actualidad somos conscientes de que existen alternativas a la “lucha continua”. El altruismo, el mutualismo y la reciprocidad, entre otras, son estrategias igualmente eficaces. Poco a poco abandonamos el paradigma según el cual, el ser humano es malo por naturaleza y debemos tener una mirada paranoica hacia todo y todos los que nos rodean. 

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