Mostrando entradas con la etiqueta vivisección. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vivisección. Mostrar todas las entradas

La Ética de Usar Animales en Experimentos

 

En el 2013, el Centro de Oxford de Ética Animal preparó un reporte completo sobre la necesidad y justificación de utilizar animales en experimentos. El centro es independiente y bajo ninguna tutela, control, o consagración de la Universidad de Oxford. El centro comprende una comunidad internacional de más de noventa académicos involucrados en las ciencias y las humanidades, y más de cien consejeros académicos. 


Con los conocimientos de varias disciplinas, presentan un trabajo donde se tratan las cuestiones éticas fundamentales en relación a la mayoría de los aspectos de la experimentación animal, no solo examinando los procedimientos mismos, sino también abordando cuestiones como la historia de la experimentación animal, su validación científica, filosofía, institucionalización, y presuntos controles, incluyendo legislaciones, regulaciones, inspecciones, licencias y regulaciones. 


Este reporte desafía la sabiduría convencional y las justificaciones estándar.   Es una lectura obligada tanto para académicos, funcionarios gubernamentales y miembros del público a fin de generar una discusión más progresiva acerca de la moral de experimentar en animales.  



La Idea de que Está Bien Usar a los Animales

El Siguiente Artículo es una traducción y resumen de las secciones 1-2-3 del capítulo 5 de Normalizando lo Impensable. 



Las necesidades y los deseos humanos tienen prioridad absoluta en nuestros cálculos morales. Aristóteles ya argumenta que  ‘… [no] hay amistad hacia el caballo o el buey, o hacia un esclavo’- Quizás el dueño y esclavo pueden ser amigos si pueden ‘compartir un sistema de leyes o ser parte de acuerdos’ debido a que son humanos.  


Tomás de Aquino desarrolla esta línea de pensamiento. No podemos tener amistad con ‘animales irracionales’. Pero estipula que ‘podemos amar a las criaturas irracionales por caridad’ pero solo ‘si los consideramos como cosas buenas para otros’- es decir, ‘como deseamos su preservación, en honor a Dios, y para uso del hombre’. Puesto de manera simple, los animales son considerados ‘irracionales’, y por su falta de razón, los humanos no pueden ser amigos con ellos y tampoco pueden los animales mismos merecer justicia o caridad.

Tomás de Aquino, (1225-1274)

El núcleo Aristóteles-Tomás permanece en el corazón de muchos pensamientos filosóficos y teológicos sobre los animales en la actualidad.  La evidente debilidad del antropocentrismo moral- la suposición de que las necesidades y deseos humanos deberían tener absoluta prioridad en nuestras estimaciones morales- es que falla en tener en cuenta los intereses de los animales o niega que dichos intereses puedan tener peso moral.

La arbitrariedad del antropocentrismo moral puede ser demostrada seleccionando otras funciones o características humanas, propias quizás de una raza o nación particular, y luego erigiendo un sistema de exclusión en base a esas funciones o características. Hay un evidente aspecto autocomplaciente respecto a todas estas conclusiones que desmienten su supuesta objetividad. Lo más importante: estas conclusiones generalmente pasan por alto la habilidad común de los humanos y los animales de experimentar dolor y sufrimiento.

Zoológicos Humanos: en su momento, aceptables y justificados. Foto

La noción de que los animales nos pertenecen ha sido el resultado directo de la suposición de que existen para servir a los intereses y deseos humanos, idea codificada en casi todas las legislaciones del mundo. Las raíces religiosas de esta idea pueden ser encontradas en la saga creacionista Génesis capitulo uno, en el cual Dios le da a los seres humanos ‘dominio’ sobre los animales.

 Aristóteles también escribe: “Ya que la naturaleza no hace nada sin un fin, nada sin propósito, debe ser que la naturaleza los ha hecho [a los animales y plantas] para el ser humano”’

Tomás de Aquino agrega en Summa Contra Gentiles: ‘Por providencia divina, ellos [los animales] son hechos para el uso humano según orden natural. Por tanto, no está mal que el hombre haga uso de ellos, sea matándolos o de cualquier otra manera’. Lo que se pensaba como ‘natural’ o ‘según la naturaleza’ en Aristóteles se convierte, en Aquino, en un hecho de ‘providencia divina’.    

Aquino también argumenta que ‘los tontos animales y plantas no tienen vida de razón para  moverse. Son movidos como por otro, por un tipo de impulso natural, signo de que la naturaleza está esclavizada y acomodada para uso de otros’. Nótese el desarrollo del argumento: los animales están en el mismo nivel de las plantas en ser no-racionales. La racionalidad es una esfera enteramente reservada para la especie humana; el resto de la creación está  ‘privada de la vida de razón’.

Al descubrir que los chimpancés utilizaban herramientas, Jane Goodall forzó a los académicos a cambiar la definición de ser humano o de aceptar a los chimpancés como seres humanos.


La lógica es claramente circular: ¿como sabes que los animales son esclavos del ser humano? Porque podemos esclavizarlos.

Existe la tendencia de distinguir y separar a los humanos de otros animales en términos binarios: ‘nosotros’ y ‘ellos’; los animales son invariablemente juzgados como inferiores a los humanos.

Mientras que los humanos tienen ‘espíritu’, los animales son ‘carne’; los humanos tienen ‘mentes’, mientras que los animales son solo ‘materia’ (o instinto); los humanos son ‘personas’, y los animales simplemente ‘cosas’; los humanos tienen almas inmortales racionales, mientras que los animales tienen almas no racionales. Estas distinciones a favor de los humanos están reforzadas por el lenguaje histórico que utilizamos con los animales: ‘brutos’, ‘bestias’, ‘irracionales’ y ‘tontos’.

La sospecha de que los animales no sentían realmente ‘como nosotros’, si siquiera, fue “resuelta” por  René Descartes. Argumentaba que los animales ‘actuaban natural y mecánicamente, como los relojes que dicen la hora mejor que nuestro propio juicio´. Los animales son autómatas, sin conciencia, racionalidad o sentimientos. Se decía de sus seguidores, los Port Royalists, que ‘pateaban a sus perros y disecaban a sus gatos sin compasión, riéndose de cualquier muestra de compasión hacia ellos, y diciendo que sus gritos eran el ruido de maquinaria rompiéndose’ (Mahaffy, 1901, p. 118).

El filosofo contemporáneo, Peter Carruthers, muestra la influencia de Descartes cuando sugiere que los animales pueden experimentar dolor pero como no tienen ‘conciencia fenoménica’, su dolor no tiene ‘sentimiento subjetivo’. Sienten dolor, pero no son conscientes de que experimentan ese dolor.
El tema en común de la corriente histórica principal de la ética Occidental es que los humanos, por virtud de su razón, son moralmente especiales y los animales, porque no tienen razón, son subordinados para uso humano.  



Otras Notas de Interés: 



Trastornos Mentales en los Grandes Simios

APES EMPATHY


La existencia de psicopatologías en primates no humanos cautivos han sido bien conocidos durante muchas décadas.  La primer descripción naturalista destaca la aparición de estereotipias (patrones motores aparentemente sin función repetidos reiteradas veces) y de auto-mutilación en condiciones de depravación sensorial o inmovilización física.

Muchos simios cautivos muestran anormalidades de comportamiento, como estereotipias, auto-mutilación, agresión inapropiada, miedo o retraimiento. Estos comportamientos anormales parecen síntomas asociados a desordenes psiquiátricos en humanos, como depresión, trastornos de ansiedad, trastornos alimenticios y trastorno de estrés post-traumático.

En poblaciones silvestres,  estudios de campo sugieren la existencia de psicopatologías genuinas en chimpancés silvestres, particularmente depresión en chimpancés huérfanos. Los individuos afectados dejan de comer, pierden peso, muestran malestar, y declinación de peso y exploración. En ocasiones, la gravedad de condiciones lleva a la muerta por inanición o enfermedades infecciones, incluso en grupos que son lo suficientemente grandes para explorar por sí mismos.  La pérdida de la figura de apego primaria (la madre) produce una reacción emocional en los chimpancés jóvenes que daña profundamente su bienestar psicológico. En humanos, esta condición seria diagnosticado como depresión clínica. 

Las investigaciones actuales sobre la evolución social están basadas en la investigación de poblaciones silvestres, así como en la herencia psicológica, social, conductual y psicología de los primates. El conocimiento sobre esta herencia es altamente relevante para el entendimiento de las psicopatologías en simios, porque informa sobre disposiciones adaptativas e inclinaciones. Hacer uso de estas inclinaciones innatas en la terapia probablemente mejorará la eficacia de las prácticas.


Trastornos Mentales en Simios Cautivos


La mayoría de reportes de comportamiento patológico en simios proviene de la cautividad, y de estos, la relativamente mayor cantidad de comportamientos anormales como la estereotipia figura como el más prominente. Condiciones de vida inapropiadas llevan a una inhabilidad para copularse, comportamiento maternal incompetente, reacciones emocionales inapropiadas-principalmente miedo y agresión-hacia compañeros, falta de señales comunicativas típicas de la especie, e impotencia aprendida generalizada.

Debido a la excepcional importancia de las interacciones sociales y el prolongado periodo de dependencia infantil y juvenil, separación temprana de infantes de sus madres y otras condiciones de crianza adversas- confinamiento en solitario, privación sensorial, entre otros- están entre los mayores fuentes de psicopatologías en simios. Desde los años 50’, principalmente a través del trabajo de Harlow y sus colegas, diversas psicopatologías han sido sistemáticamente inducida en macacos infantes al separarlos de sus madres. 

Se han listado 20 patrones de comportamiento en chimpancés cautivos considerados anormales por su frecuencia inusual, severidad o grotesca anomalía. La lista incluye: posturas bizarras, aplaudir, coprofagia, piquete de ojos, esparcimiento de heces, palmearse los propios genitales, tironeo de pelo, cabeceo y sacudir la cabeza, volteó de los labios, escupir, meceo, palmearse a sí mismos, sacar la lengua, chupetear objetos, beberse la orina, mojarse la cabeza con agua, vomitar y volver a comerlo. Muchos de estos patrones de comportamiento no han sido nunca vistos en poblaciones silvestres y ninguna es habitual o costumbre en un grupo en la naturaleza.

Un sub-grupo de patrones de comportamiento estereotipados son movimientos fijos y aparentemente rituales izados en las cuales partes del cuerpo parecen haber adquirido vida propia. Como por ejemplo, la mano de un individuo puede comenzar a moverse sobre la cabeza como objetos que flotan en el aire, mientras el chimpancé observa e intenta alejarla. 

En otro caso, el pie izquierdo de un chimpancé ocasionalmente adquiría el estatus de compañero interactivo. Esto ocurrió en medio de una ronda de juegos con un humano a través del alambrado de la jaula: risas exuberantes son repentinamente dirijas a la piel, el cual es agarrado, mordisqueado y luego liberado. 

En otras situaciones, el mismo individual puede atacar el pie y morderlo furiosamente, creando heridas sangrantes. El chimpancé chilla entonces de dolor y furia, golpea y sacudo el pie, aparentemente como si intentara alejar y vengarse del agresor. Esto puede ocurrir tan regularmente que se desarrolla un callo en el sitio herido frecuentemente.

La autoagresión también ocurre en humanos y en otros primates. Los pacientes humanos reportan una compulsión adherirse a si mismos, acompañado de un deseo desesperado por “sentir algo”. Esto coincide con la idea de que la  autoagresión es encontrada a menudo en primates que sufren de formas severas de aislamiento social. 

 Tratamientos y Recuperación


En individuos profundamente perturbados, puede tomar años el hacerlos tolerantes a la presencia y proximidad de conspecíficos. La resocialización puede ser riesgosa, porque agresión en aumento puede ocurrir en espacio limitado entre individuos socialmente incompetentes incapaces de hacer evaluaciones de riesgo. 

Introducir primates anteriormente aislados en grupos de conspecíficos socialmente competentes es particularmente peligroso. Formar grupos de individuos inexpertos conlleva otros riegos, pero algunas instituciones tienen primates “terapéuticos” con experiencia, amigables y tolerantes que pueden ayudar hacia la sociabilidad a  individuos antes aislados.

Los chimpancés que tienden a responder ante todo de manera temerosa o agresiva hacia otros (personas o conspecíficos) tienen más dificultades para ajustarse a nuevos patrones sociales que aquellos que son amigables o tranquilos.

Algunos mamíferos crean oportunidades para que individuos inmaduros puedan aprender- por observación y experimentación- ciertas habilidades vitalmente importantes. Los humanos imitan esto al brindar oportunidades de aprendizaje adaptativo a primates. Por ejemplo, un individuo tímido puede ser expuesto a un compañero amable o un individuo excesivamente agresivo puede ser obligado a moderarse al confrontarlo con un individuo dominante.   

En general, programas de resociabilización han sido exitosos en el 90% de los casos en individuos chimpancés perturbados. Sin embargo, fue imposible lograr la normalización de su comportamiento sexual y materno, lo cual siguiere  que la sexualidad y el cuidado de las crías es una tarea muy compleja para adquirir en profundidad por  individuos perturbados.




Esta nota fue elaborado en base al siguiente Informe