El comercio con animales, además de ser un acto de terrible crueldad animal, también representa un enorme problema de conservación. Numerosas especies de serpientes, incluyendo las poco comunes y aquellas en peligro de extinción, son capturadas directamente de sus hábitats naturales y destinadas al comercio de animales. Esto reduce considerablemente la población natural. La WSPA declara que aquellos que están a favor de tener reptiles como mascotas a menudo reivindican que la mayoría de reptiles con los que se comercia son actualmente criados por aficionados expertos y criadores comerciales. No obstante, grabaciones obtenidas muestran una situación muy diferente. Un porcentaje significativo de reptiles que se venden y se tienen como mascotas en Norteamérica se capturaron en su medio natural, muchos de ellos originarios de países de África, Asia y Latinoamérica.
La organización HSUS expone que el comercio ilegal de reptiles ha aumentado debido a la creciente demanda de especies exóticas y poco comunes. Estados Unidos es el mayor consumidor mundial del comercio ilegal de plantas y animales. Este mercado ilegal se valora aproximadamente en 3 mil millones de dólares anuales del que los reptiles constituyen una parte significativa. Por desgracia, cuánto menos común sea una especie y mayor sea su peligro de extinción, mayor será el precio que se pagará por ella. Esto fomenta un incentivo monetario para que la gente capture estas especies y comercie ilegalmente con ellas. Cada año miles de reptiles son confiscados por agentes de aduanas en aeropuertos, de manos de gente que trata de pasar reptiles de contrabando en Estados Unidos.
Las serpientes a menudo son capturadas de sus hábitats tras ser aturdidas o son atrapadas con ganchos de sus escondrijos. Estos métodos infligen dolor y en ocasiones heridas que amenazan la vida de las serpientes. Otro método conocido para atrapar serpientes consiste en verter sustancias químicas como gasolina en sus refugios y madrigueras. Los expertos estiman que por cada serpiente atrapada con éxito, diez mueren en el proceso de captura.
Boa Arco Iris (Epicrates crassus), especie que encontramos en el NE de Argentina y en otros países de Sudamérica (Brasil, Perú y Bolivia). En Peligro de Extinción.
Tras la captura, las serpientes son llevadas a instalaciones de alojamiento donde son privadas de cuidados; muchas mueren en condiciones de abandono, sin comida, sin agua y con temperaturas inadecuadas. Aquellas serpientes que sobreviven son destinadas a tiendas de animales. La mayoría mueren durante el transporte debido a condiciones extremadamente insalubres e inapropiadas. Los tiempos de entrega pueden prolongarse literalmente durante días enteros. De nuevo las serpientes son privadas de cualquier tipo de atención durante este periodo.
Aquellas serpientes que llegan a las tiendas o al destinatario final son, a menudo, alojadas en terrarios con sustratos y niveles de humedad inadecuados, bajo temperaturas inapropiadas y, se les alimenta con dietas incorrectas, lo que conduce a la muerte prematura del animal.
En un artículo de opinión para Arrowhead Reptile Rescue cuyo título era ‘¿Qué pasa con la industria de reptiles?’, el autor declara que muchos reptiles acaban en las manos de propietarios mal informados que no han recibido una información precisa. A continuación el autor plantea que “caimanes, cocodrilos, serpientes gigantes y muchas otras especies grandes e imponentes se encuentran fácilmente a disposición de cualquiera que tenga dinero en mano. Las iguanas y tortugas en periodo de incubación se venden a precios muy baratos, ya que se encuentran a miles y son puestas a la venta en lugares públicos para ser vendidas a cualquiera que pase por allí y que haya descubierto un interés temporal en estas especies." Alrededor del 90% de los reptiles que son adquiridos como mascotas mueren prematuramente debido a las condiciones inadecuadas que tienen que soportar.
Aquellos animales que sobreviven son, a menudo, abandonados cuando sus propietarios se aburren de ellos. Muchas mascotas exóticas son liberadas al exterior en hábitats de donde no son originarias. Dejar mascotas exóticas en el campo puede alterar el equilibrio natural del ecosistema. Allí pueden transmitir enfermedades contra las cuales los animales salvajes no tienen defensas. La población salvaje de serpientes también sufre cuando la gente libera especies invasivas, que fueron una vez animales de compañía, en hábitats que no son los suyos de origen. El Dr. Whit Gibbons y diez coautores de un estudio en Bioscience identificaron seis amenazas principales que contribuyen al descenso de reptiles. El estudio enumeraba la introducción de especies invasivas, lo que ocurre en gran parte debido al comercio de mascotas, como la más seria de las amenazas, aparte de causar la destrucción y degradación del hábitat natural.
Gecko o Salamanquesa (tarentola mauritanica). Reptil insectívoro de origen Europeo introducida en Argentina.
Los aficionados a los reptiles a menudo afirman que la cría en cautiverio de reptiles ayuda a reducir el número de animales capturados directamente de sus hábitats naturales, supliendo la demanda con reptiles producidos en cautividad. Sin embargo, esta declaración es errónea Según la publicación Scales and Tails de la WSPA, a pesar de las ventajas que se dan a entender en cuanto a la cría de reptiles en cautividad, los criadores pueden encontrar difícil competir con los animales capturados en sus hábitats, importados y que se pueden conseguir a un precio mucho más bajo por mayoristas y minoristas. Además, el crecimiento en el mercado de reptiles como mascotas ha superado con creces la habilidad de los criadores para satisfacer la demanda. Al mismo tiempo que el número de criadores de reptiles se ha incrementado, también lo ha hecho el número de animales capturados en sus hábitats naturales. Si bien es cierto que parte de la demanda de tipos concretos de reptiles (por ejemplo, la tortuga de orejas rojas, el gecko leopardo, la serpiente del maíz) puede cubrirse, a veces, por medio de la cría en cautividad, en conjunto esto no parece haber conducido a un descenso en las capturas de sus hábitats naturales.
Por tanto, la industria del comercio de reptiles es totalmente innecesaria y no hay buenas razones para que la cría comercial de serpientes exista a manos de aficionados. Los aficionados a los reptiles, los criadores, los comerciantes de animales y los shows de reptiles contribuye al sufrimiento y a la muerte de serpientes.
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